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Los impuestos especiales son pagos tributarios que se ejercen en el momento de disfrutar o consumir algún producto o servicio disponible en el mercado. Estos son tributos de carácter indirecto que no deben ser cancelados de manera directa mediante la declaración de impuestos convencional.
Los bienes y servicios que son aplicados este tipo de impuestos son el alcohol, los hidrocarburos y los cigarrillos. En otras palabras, los impuestos especiales son cargos extra añadidos a determinados bienes y servicios que una persona consume regularmente en su día a día, aunque puede que esto no responda adecuadamente cómo funcionan los impuestos especiales.
El objetivo de los impuestos especiales es la recaudación y suma de los mismos para así poder fortalecer la economía estatal y añadir en cierta manera un carácter de responsabilidad al consumo de ciertos productos y servicios disponibles en el mercado local. El origen de esta clase de impuestos se remonta nada más y nada menos que a la antigua Roma. En aquel entonces se cobraban impuestos extras por el consumo de vino y también al consumo de otros bienes considerados como “lujosos”, ya que eran muy pocas personas las que en ese momento podían permitirse el consumo de dichos productos.
Según lo dictado por la ley 38/1992 se calcula como imponible todo hecho realizado dentro de la base imponible para el cálculo de cada uno de los impuestos y su posterior recaudación, al igual que todos los tipos impositivos que se apliquen a cada producto.
El cobro para cada uno de los productos señalados bajo la base imponible del impuesto especial es equivalente al porcentaje entre el 3% y el 5%. En caso de los servicios eléctricos, el porcentaje puede variar mucho, ya que el cálculo estándar para esta clase de impuesto es del 70% según el valor del consumo generado de manera mensual en el hogar.
Las empresas de productos regulados y servicios de consumo masivo son las principales recaudadoras, además de las entidades tributarias existentes en el país. De esta forma es cómo funcionan los impuestos especiales y se asegura su efectivo cumplimiento y posterior pago de tributo a los entes correspondientes.
Asimismo, las agencias tributarias a la orden del estado deben ser las responsables del cumplimiento total y absoluto de este pago de impuestos especiales que a fin de cuentas es una ayuda crucial para la mejora de la infraestructura económica del país.
El funcionamiento de los impuestos especiales en cada país se basa en el cumplimiento de esa cuota extra como parte de la responsabilidad cívica al momento de adquirir un producto de esta índole. Al momento de la adquisición de los productos que tengan los impuestos especiales el consumidor acepta de manera total el pago del porcentaje extra por el consumo de dicho bien.
El agregar un valor extra a los productos que pueden llegar a considerarse nocivos o importantes en una nación, hace que los consumidores aumenten en cierto grado su nivel de responsabilidad hacia la adquisición o el disfrute de estos bienes.
De esta forma se asegura una ayuda y un impulso para así poder tener un mejor sistema económico que pueda verse reflejado en la forma en la que se vive en el día a día. Además, con el buen uso y la distribución eficiente de la riqueza recaudada a través de este tipo de impuestos se logra un mejor avance económico y social dentro del país en cuestión.
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